La relación entre Estados Unidos y Canadá atraviesa uno de sus momentos más tensos tras la decisión del presidente Donald Trump de romper las negociaciones comerciales con el país vecino, a menos de tres meses de la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Trump justificó su decisión tras la emisión de un anuncio de televisión canadiense en el que se incluyó un discurso del exmandatario Ronald Reagan, pronunciado en 1987, en el que se advierte sobre los efectos negativos de los aranceles. El presidente estadounidense calificó la acción como “una provocación y un intento de influir en decisiones judiciales sobre los aranceles recíprocos”.
La medida complica las conversaciones bilaterales que buscaban resolver disputas sobre el acero y el aluminio, y se suma a la creciente “guerra comercial” entre ambos países.
En respuesta, el primer ministro canadiense Mark Carney aseguró que Canadá redirigirá sus exportaciones hacia otros mercados para reducir su dependencia económica de Estados Unidos, argumentando que las políticas arancelarias de Washington están “enfriando la inversión y generando vulnerabilidades estructurales”.
La ruptura de las negociaciones marca un nuevo capítulo en las tensiones económicas entre ambos aliados históricos, con posibles repercusiones en las cadenas de suministro de América del Norte.











