Por Arturo Soto Munguia
La renuncia de Ernesto Gándara Camou a su militancia en el PRI no fue una decisión sencilla.
Se valoraron muchas cosas, no solamente esa especie de condicionamiento que esgrimía el PAN para signar la alianza. A decir verdad, el PAN no solamente no se encuentra en su mejor momento como para imponer condiciones, sino que en voz de uno de sus liderazgos, el diputado Gildardo Real Ramírez, si decidían marchar solos rumbo al 2021 corrían el riesgo de perder hasta el registro.
Es decir, el PAN aparecería como uno de los más interesados en la alianza. Y quizás en una posición todavía más comprometida se encuentra el PRD.
Esto no quiere decir que el PRI está en un lecho de rosas y nada en un apacible mar de simpatías. Todas las encuestas publicadas hasta hoy indican que a pesar de ser el partido en el gobierno estatal el tricolor se encuentra como ‘marca’ por debajo de los 20 puntos y en algunos casos apenas llega a los 15.
Eso lo dejaría definitivamente fuera de la competencia ante un partido como Morena que en algunas encuestas roza los 30 puntos.
Más aún: los únicos reactivos que indican un empate técnico entre Morena y el PRI, son aquellos en los que El Borrego aparece como candidato.
Se puede decir que Ernesto Gándara, con diez años en la palestra, con precampañas y campañas, internas y constitucionales en las que ha recorrido todo el estado; con una asociación civil que mantiene el contacto ciudadano y una estructura de apoyo en todos los municipios, ha acumulado un respetable capital político.
Sin embargo, tampoco puede darse el lujo de despreciar la estructura, la experiencia y las bases de apoyo del partido en el que ha militado toda su vida.
Hay, en la carta con la que anticipa su renuncia, un párrafo que sintetiza sumariamente los motivos para tomar esa ruta y el espíritu de la alianza: “un partido político por sí solo no lograría recoger la opinión, el sentir y las expresiones de todas y todos. No me alejo del PRI, me acerco a la construcción de un proyecto ciudadano donde cabemos todos; me acerco a la integración de un sólido proyecto de gobierno que le dé sentido al crecimiento de Sonora”, sostiene.
Interpreto que esto no es el fin de una carrera militante, sino la continuidad (que no el inicio) de un proyecto más amplio e inclusivo, no sólo con los partidos políticos que en los hechos resultan poco representativos y con una muy magra militancia (ni el 3 por ciento del padrón electoral está registrado en ellos) sino con ciudadanos sin partido que esos sí, son la inmensa mayoría.
¿Cómo habrán de resolver viejas rencillas, agravios del pasado, y una larga secuela de confrontaciones entre los firmantes de la alianza? Eso está por verse, pero ese es un tema de coyuntura menos importante me parece, que la construcción de una plataforma política común y un plan de gobierno con propuestas concretas que atraigan el voto mayoritario.
Desde luego, en eso mismo están pensando sus adversarios, que también trabajan una coalición con el mismo objetivo: obtener el triunfo electoral en la gubernatura, la mayoría en el Congreso local y los distritos federales que aporten a la construcción de una mayoría en el Congreso federal.
En esa perspectiva, la contienda se antoja durísima.
Lo cierto también es que hasta hace unas semanas Morena podía vender más o menos bien el mito de su invencibilidad. Después de las elecciones en Coahuila e Hidalgo y del anuncio de la alianza opositora en Sonora, el tablero se ha movido y la contienda aparece más cerrada.
El anuncio de Ernesto Gándara rompió las redes la tarde de ayer y hasta bien entrada la noche. Seguramente será el tema de la agenda mediática en los próximos días y de aquí para adelante.
Hay que considerar que hasta ayer, El Borrego había mantenido un perfil bajo y aun así aparecía como el más competitivo frente a Alfonso Durazo; veremos lo que sucede a partir de este día cuando ya comience a aceitar la maquinaria de su equipo.
Durazo por cierto también tendrá que regresar ya a Sonora porque sería suicida pensar que la ola lópezobradorista de 2018 lo va a llevar surfeando plácidamente a la gubernatura.
De hecho hay suficientes conflictos internos en su partido y entre sus aliados y tendrá que venir a poner orden, un orden que el delegado nacional asignado para ese efecto, Jesús Valencia no logrado, pero se entienden los pocos resultados si partimos de que al señor nos lo reportan como nuevo diletante de la parrilla sonorense.
Mañana le seguimos con este tema en el que por cierto abundaremos a partir de la una de la tarde en el programa de radio Sonora en Red, que se transmite por la FM de la Red 93.3 y su plataforma digital. No se lo pueden perder porque los temas estarán más sabrosos y en su punto, que los steaks que se deja caer con singular alegría el citado señor Valencia.
II
Ayer les comentamos que el uno-dos hecho por la alcaldesa de Hermosillo y su homólogo de Cajeme, Célida López y Sergio Pablo Mariscal respectivamente, no podían leerse fuera del contexto político electoral y el cierre de filas desde los municipios gobernados por Morena contra el gobierno del estado.
Pues ayer mismo se sumó a la ‘desobediencia municipal’ la alcaldesa de Guaymas, Sara Valle Dessens, cuestionando los acuerdos del Comité Estatal de Salud a propósito de las restricciones a actividades no esenciales por motivo de un eventual rebrote de la pandemia Covid19.
Ayer mismo, Mariscal Alvarado difundió un video en el que prácticamente reta al secretario de Salud, Enrique Claussen a reconsiderar dichas medidas restrictivas a partir de las realidades locales en cada municipio.
El alcalde sostiene que esto no se trata de una guerra, sino de una respuesta a medidas que califica de centralistas e intransigentes del gobierno del estado, una postura diferente en una relación donde el gobierno municipal y los cajemenses merecen respeto, dijo.
Claussen por su parte, fue claro en la víspera al advertir los riesgos de relajar los protocolos sanitarios privilegiando ciertas actividades sociales y productivas por encima de la salud de los ciudadanos, pues la eventualidad de un rebrote de la pandemia es real y eso se está viendo en otros estados de la República y en otros países del mundo. Relajar lo que se ha conseguido hasta ahora podría resultar letal.
Este tema también se está poniendo calientito.
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