Por Demian Duarte
Sí que la sangre estuvo a punto de llegar al río tras la conferencia de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador del miércoles 4 de marzo, pues los aires de confrontación entre la prensa llamada “tradicional” y los de los “medios alternativos”, se enrarecieron y alcanzaron niveles de pleito, donde hubo de todo, gritos, sombrerazos, patadas bajo la mesa, abucheos, mentadas, empujones, amenazas e incluso una agresión física alevosa y cobarde.
Todo comenzó con el cuestionamiento que lanzó Marcos Olvera del medio digital Bajo Palabra, quien haciendo uso de su derecho de preguntar cuestionó al presidente y al director de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, sobre las fuentes de financiamiento de algunas personas y organizaciones políticas que están involucradas con los movimientos feministas y que han promovido diversas manifestaciones contra la violencia a las mujeres y en protesta por la ola de feminicidios, y que además promueven el paro denominado “el 9 ninguna de mueve”, previsto para el lunes 9 de marzo.
Aquí el tema del reportero era plantear la duda respecto al papel que organizaciones internacionales ligadas a la ultraderecha como la fuente de financiamiento de organismos y personas ligadas a su vez a la derecha que se habrían infiltrado en el muy legítimo movimiento de las mujeres, con el ánimo de desestabilizar al gobierno de la 4T. Y mire en este punto podré estar en desacuerdo con la visión de Marcos, sin embargo es importante decir que él ejerce el derecho a la libre expresión, y aunque no esté de acuerdo con su dicho, estoy dispuesto a defender hasta con la vida su derecho a manifestarlo.
El asunto es que una vez que Marcos terminó su exposición, un grupo de reporteros identificados con la prensa tradicional, se pusieron de acuerdo para abuchearle y descalificar su cuestionamiento, con lo que la mañanera de ese día comenzó a convertirse en un pandemonio.
La activista Frida Guerrera, presente en el Salón Tesorería, alzó en algún momento la voz y saltándose todas las reglas arrebató a voz en cuello la palabra, para poner su posición y cuestionar al presidente, asunto quizás muy válido en una protesta, pero no en una rueda de prensa con el presidente, en donde hay un reglamento y un protocolo que exige a todos los que estamos ahí presentes, alzar la mano y esperar nuestro turno porque es López Obrador y nadie más quien nos cede el uso de la voz.
El caso es que Frida manifestó estar cansada de alzar la mano y no obtener la palabra y por esa razón el arrebato. Yo estoy de acuerdo con ella en muchas de sus exigencias, tanto que creo que el gobierno de la República debe asumir el tema del combate a la desigualdad y la violencia a las mujeres como una de sus causas principales, sin embargo difiero de sus métodos, comenzando por el hecho de que se las haya arreglado para estar presente en una reunión organizada para la prensa, cuando ella ni periodista es.
Más allá de eso y entendiendo la emergencia por la que pasa el país en torno a la violencia feminicida, debo anotar que es válido, como lo es cuestionar y exigir al presidente respuestas, mismas que llegarán desde este 5 de marzo en una rueda de prensa que ofrecerá la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero y que seguirán el día 8 de marzo en Fresnillo, Zacatecas, que es donde se va conmemorar el Día Internacional de la Mujer, y el momento en que el gobierno de López Obrador defina su política y visión respecto al tema de las mujeres.
El detalle es que una vez que concluyó la rueda de prensa y se retiró el presidente, Frida decidió confrontar a Marcos, y ambos rodeados por la prensa presente, intercambiaron comentarios, llegando la situación a gritos de parte de la activista, descalificaciones e incluso algún empujón hacia el reportero; es en este momento que en medio de la cámara húngara aparece otro protagonista de esta revuelta historia, que es el reportero del diario Crónica, Daniel Blancas, quien primero empuja por la espalda Marcos Olvera y después atropella e insulta a Sandra Aguilera.
Quizás las cosas pudieran haber terminado ahí, en una discusión con posiciones encontradas, con descalificaciones e insultos, pero los ánimos estaban tan caldeados que el conflicto se trasladó a los llamados Patios Marianos y mientras algunos intentábamos cumplir con nuestro trabajo, otros seguían con el pleito de rudos vs técnicos, en este caso a Hans Salazar, de Zócalo Virtual, sin deberla ni temerla, lo agredieron primero reporteros de la radio Cadena Raza, quiénes se disgustaron porque Hans grababa imágenes con su celular, pero quien colocó la cereza en el pastel fue Daniel Blancas ( de nuevo del Diario Crónica) quien llegó y lo golpeó cobardemente por la espalda, intentando tumbarle el celular, pero mostrando además su frustración e intolerancia respecto al trabajo y presencia de medios de comunicación alternativos, pero esa es otra discusión.
Creo que la lección de la cámara húngara del miércoles es que debe respetarse el reglamento que existe para garantizar el buen trabajo de los medios y sobre todo que debe prevalecer el respeto y profesionalismo entre quienes trabajamos en la fuente presidencial. Se entiende qué hay posiciones ideológicas, intereses políticos, líneas mediáticas y demás situaciones en juego, sin embargo nunca debe perderse de vista que estamos en una oportunidad inédita frente al Presidente de la República y esa simple circunstancia merece todo el orden y respeto posibles.