Por Demian Duarte.
Se ha abierto un fuerte debate sobre las expectativas que puede haber en torno a la economía mexicana y el proyecto de nación que impulsa Andrés Manuel López Obrador y no es un asunto menor, porque se trata precisamente del contraste entre el giro que el presidente busca darle al modelo de desarrollo y economía para ir a un concepto de estado benefactor, que se sustenta en 3 criterios como son mercado interno, impulso al desarrollo con inversión en infraestructura y atracción de inversiones.
El asunto es que ese modelo contrasta con el modelo neoliberal, que se sustenta en mantener bajos ingresos de la masa poblacional como atractivo para la inversión extranjera, baja inversión del estado e incluso desincorporación de los bienes públicos para que sean la iniciativa privada y la “mano invisible” del mercado quienes conduzcan el desarrollo, y que la población se arregle como pueda.
El centro del debate es justamente lo que se pueda esperar en el primer año, el Fondo Monetario Internacional en especifico redujo la proyección de crecimiento del 2.4 al 2.1 por ciento, antes el Grupo Financiero City Banamex hizo lo propio bajando el pronóstico de 2 hasta el 1%.
Se entiende la visión y se comprende el ánimo, López Obrador dijo hace unos días que su gobierno no escuchará ni atenderá las recetas que el mismo FMI pretende dictar desde el exterior, ya que se ha comprobado que son políticas que empobrecen a la población y manifestó que su gobierno va por otro camino, diseñando su propio modelo, mismo que recordó está plasmado en su libro “La Salida 2018”, que es precisamente incorporar un keynesianismo económico como la visión central e incluso se refirió abiertamente al presidente Franklin Delano Roosevelt como su inspiración.
El mismo presidente manifestó en su rueda de prensa que México crecerá cerca del 3% este primer año y que tiene un plan integral para alcanzar niveles de crecimiento superiores al 4 por ciento en los años subsecuentes, con el que espera sorprender al mundo, pues México crecerá por encima de las proyecciones (que no sobra decirlo son pronósticos tan válidos como los que dicen que va a llover mañana y luego no se cumplen).
El plan de López Obrador va de lo complejo a lo sencillo, pero se sustenta en la idea de resolver la crisis que por tantos años (38 para ser exactos) ha afectado a México y ha empobrecido a su población.
Quizá usted no sepa o no recuerde, pero Roosevelt fue el presidente que sacó a Estados Unidos de la crisis económica del 1929 a partir de la política de empleo pleno y del desarrollo de grandes proyectos de infraestructura que aún sobreviven como la Presa Hoover en Nevada y Arizona, el puente Golden Gate en la bahía de San Francisco y el edificio Empire State en Nueva York por citar 3 casos y funcionó tanto que continuación Estados Unidos se convirtió en el país más industrializado del mundo, capaz de retar y vencer junto a los aliados a la Alemania Nazi y las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, lo que le confirió el titulo de potencia global.
López Obrador está emprendiendo su plan en estos primeros meses de su gobierno, con los programas sociales que buscan poner dinero en las manos de los más pobres y de alguna manera equilibrar las cosas y generar una economía de consumo y por otra parte con grandes proyectos de infraestructura como el Tren Maya, el proyecto del Istmo de Tehuantepec, la Zona Libre en la Frontera, la descentralización de dependencias de gobierno, el plan alternativo para el aeropuerto en 3 partes que operará en la Ciudad de México y otros más.
Se trata pues de fortalecer el consumo interno y de impulsar la creación de infraestructura como primeros pasos, además de equilibrar el desarrollo regional en el país, las 3 son medidas muy inteligentes que incentivarán el desarrollo social y el crecimiento económico que aparecerá como efecto natural.
Por supuesto hay que observar el combate frontal a la corrupción y otras medidas como el respeto a la legalidad, el respeto a la autonomía del Banco de México que darán certidumbre, porque es evidente que la economía no puede crecer sin inversión de capital privado.
Ahora también debe estar claro, México es un país privilegiado, con enormes recursos naturales, posición geográfica estratégica y enormes reservas de mano de obra, por lo que dispone de todos los elementos para ser una potencia emergente.
El tema es un debate mayor, con mucho fondo y que mueve a los partidarios del neoliberalismo económico a reaccionar en rechazo como lo están haciendo, y es precisamente más allá de politiquerías y asuntos urgentes que aparecen en la agenda pública, el asunto que más debe importar, porque se trata de la apuesta superior del nuevo gobierno de transformar la economía y generar una sensación de progreso económico y bienestar social entre la población a fin de modificar el orden establecido de las cosas. México es un país con enorme desigualdad social con 90 millones de pobres otros 30 millones de habitantes que se debaten entre la clase media y la pobreza y un millón de personas pudientes que disfrutan de las mieles de la clase alta.
Seguramente este tema seguirá en agenda y yo hago el compromiso de seguirle informando.
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60 Años de relaciones entre Sonora y Arizona
Este año la Comisión Arizona-México y la Comisión Sonora-Arizona cumplirán 60 años de haberse fundado por parte de los entonces gobernadores Paul Fannin y Alvaro Obregón, en un proyecto de gran visión que arrancó en un momento inusual para las relaciones binacionales pues se trataba de 1959, momento en el que en nacionalismo y la visión centrada en el interior de México y Estados Unidos prevalecía.
Hoy 60 años después esa lógica de buen vecino da resultados con los lazos cada vez más sólidos que han establecido la gobernadora Claudia Pavlovich y su homologo Doug Ducey.
Sin duda el concepto de la Megarregión Sonora-Arizona es algo que da frutos y genera expectativas de mayor crecimiento en la zona.
Correspondencia a demiandu1@me.com